Alcaldía de Inírida - Guainía

Niñas y Niños

​Para aprender​
​El agua de la vida
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3fe195e5f37f1bd53cac2a97a59975b7.pngÉrase una vez un Rey que se puso muy enfermo. Sus tres hijos estaban muy tristes, pues sabían que los médicos más eminentes no le daban esperanzas de vida.

Lloraban los tres hermanos, sentados en un banco del jardín de palacio cuando se le acercó un viajero y les preguntó qué les sucedía.

Nuestro padre, el Rey, tiene una enfermedad incurable y acabará muriendo le contestaron.

Hay algo que puede devolverle la salud respondió el ancianito. Es el Agua de la Vida. Si la bebe, se curará. Pero es difícil encontrarla...

¡Yo iré a por ella! exclamó el hijo mayor, y fue a pedir permiso a su padre para el viaje.

Preferiría morir antes de que te pase nada. Es peligroso lo que vas a intentar dijo el Rey enfermo-. Pero, ya que insistes, ve.

El príncipe se puso en camino. "Si consigo el Agua de la Vida, el Rey me preferirá a mi antes que a mis hermanos, y me regalará su reino", pensaba. Al poco le salió al paso un hombrecillo enano, que le preguntó:

bcf0fb14117cbcd254f0d05625f5c8a7--disney-scrapbook-peter-pan.jpg¿A dónde vas tan deprisa?

680bb44cf73e2d896e09c01f60496782--princess-disney-princess-sofia.jpg¡Quítate de mi camino o te aplastaré con mi caballo! ¡No te importa a dónde voy!

En enano maldijo al príncipe, y éste siguió galopando y se metió sin darse cuenta por un desfiladero. Las rocas que había a uno y otro lado, se fueron estrechando más y más, hasta que llegó un momento en que el caballo no podía avanzar ni retroceder, y mucho menos dar la vuelta. El joven orgulloso se quedó allí inmovilizado, sin poder desmontar siquiera.

Pasó tiempo, y en el castillo desesperaron de que fuese a volver. El segundo hermano pidió al Rey permiso para ir a buscar el Agua de la Vida, y, tras mucho insistir, lo obtuvo. Así que salió una mañana montado en su hermoso corcel. Pensaba: "Si consigo traer el Agua de la Vida y mi padre se cura, yo heredaré la corona"

A las pocas horas de cabalgar, se encontró con un enanito que le preguntó su destino. Pero le contestó con la misma grosería que su hermano mayor y el enanito le maldijo. El jinete se metió al poco en un desfiladero que se fue haciendo cada vez más estrecho, y allí quedó atrapado también.

Pasó más tiempo, y el hermano pequeño decidió salir él mismo a por el Agua de la Vida. Así se lo dijo a su padre.

prince-clip-art-40.jpgTus hermanos no han regresado, hijo mío dijo el Rey, y temo por sus vidas. No quisiera que tu desaparecieras también. Pero, si deseas ir, yo no te lo impido.
El más joven de los tres príncipes, abandonó el palacio de mañana. Al rato se encontró con el enanito.

¿Dónde vas tan deprisa? ​le dijo.

Voy en busca del Agua de la Vida para mi padre enfermo contestó el joven.

¿Y sabes dónde encontrarla?

No, no lo sé admitió el muchacho.

Eres amable, y yo te voy a indicar el camino dijo el enano. Brota de una fuente que hay dentro de un castillo encantado. Con esta barra de hierro y estos dos panecillos podrás entrar en él. Con la barra golpearás en la puerta y, una vez dentro, cuando te encuentres a dos fieros leones, les das un panecillo a cada uno y te dejarán en paz. Luego buscarás la fuente, y ten cuidado de salir del castillo con el agua antes de que den las Sneezy_KHX_Render.pngdoce, pues entonces se cerraran las puertas y quedarías atrapado en él.

El príncipe dio las gracias al enano y siguió su camino.

Cuando encontró el castillo, todo se cumplió como le habían dicho.

Golpeó la puerta con la barra de hierro, y la puerta s​​e abrió de par en par. Los dos fieros leones que le salieron al paso, se calmaron cuando les tiró los dos panecillos. En la primera sala que cruzó, había varios jóvenes encantados; les quitó los anillos y tomó también una de sus espadas y un pan que había en el suelo. En la segunda sala le recibió una hermosísima joven.

c796a5ee25d1e5c8e53b84512f715fc1.png¡Gracias a ti ya no seguiré aquí encantada! le dijo, abrazándole. Eres mi salvador. Dentro de un año justo, si tú quieres, te estaré esperando para casarme contigo y reinar en este país. Además, yo te diré ahora donde está la fuente que buscas, pues son ya las once y no debes perder tiempo.

El príncipe le dio las gracias por su información y prometió volver cuando pasara un año.

En la tercera sala había una cama, y el joven se tumbó para descansar un rato. Pero se quedó dormido, y no despertó hasta las doce menos cuarto. Fue corriendo a la fuente que la princesa le había indicado, tomo agua en una cantimplora y se dirigió a toda
carrera a la puerta de salida con tan buena suerte que la cruzó cuando daban las doce en punto. La puerta se cerró a sus espaldas con gran estrépito, y le rompió un pico de la capa. El joven montó en su caballo y se dispuso a regresar a su palacio con el Agua de la Vida.

Igual que al ir, se encontró con el enanito, que le dijo lo siguiente:

La espada que has cogido, vence a todos los ejércitos. El pan que llevas ahí, se multiplica hasta calmar el hambre del pueblo más numeroso. Utiliza las dos cosas para el bien.

Querido enano dijo el príncipe, no quisiera volver a casa sin mis hermanos. ¿Sabes tú dónde están?

Yo les he castigado, pero, en consideración a ti, les liberaré. Pero cuídate de ellos, porque no son buenos.

Los tres hermanos se volvieron a reunir y emprendieron el regreso juntos. El pequeño contó a los otros dos todo lo que le había sucedido, y los hermanos mayores rabiaban de envidia.

Cruzaron reinos en los que había guerra y hambre, y el joven príncipe, usando su espada y el pan mágico, vencía a los enemigos y saciaba el hambre del pueblo, por lo cual en estos países fue considerado como un gran héroe.

gifs-animados-regalos-de-navidad-007110.jpgUna noche, mientras el joven dormía, sus hermanos le robaron la cantimplora del Agua de la Vida, y la sustituyeron por otra agua del mar.

Nosotros le daremos el agua que cura al Rey, y nos preferirá a él se decían. En cuanto a eso de que dentro de un año se va a casar con una princesa, habrá que verlo...

Al llegar al palacio de su padre, los tres le ofrecieron sus cantimploras. Bebió primero de la del joven, y casi se muere, pues era agua del mar. Luego probó el agua de la cantimplora que le ofrecían sus dos hijos mayores, y se curó al momento.

El Rey se enfureció mucho con su hijo pequeño y le echó de su reino, mientras que los dos malvados hermanos se hacían pasar por hijos piadosos.

Pasaron muchos meses, y en el palacio se empezaron a recibir muchos regalos para el hijo más joven.

Eran presentes de los países a los que había ayudado, que estaban muy agradecidos y le mandaban cofres llenos de joyas. Los emisarios de estos países hablaron al Rey de la bondad de su hijo menor, que éste empezó a dudar.

¡Ay, Dios mío!  se decía el monarca . ¿Me habré equivocado juzgando a mi hijo?

Tanto pensó sobre ello, que decidió enviar mensajeros por todo el mundo para que encontrasen a su hijo menor, y le hicieran volver a casa de su padre.

Mientras tanto, había pasado el año. Los dos hermanos malvados, dispuestos a casarse con la princesa si podían, se pusieron en camino hacia el castillo, cada uno por su lado.

d873ed6a8e88eb133eed094e2943b6d6--clipart.jpgLa princesa desencantada había hecho construir un camino de oro puro que llegaba a la puerta de su palacio. Luego dio órdenes a sus criados.

El caballero que llegue por el camino de oro será mi prometido y debéis dejarle pasar. Pero si alguien se acerca por otros caminos al castillo, cerradle el paso.

En esto se aproxima el mayor de los hermanos. Cuando vio el camino de oro, le dio pena que el caballo le estropease y torció para no pisarlo, acercándose al castillo por otro camino. Cuando llegó a la puerta, los soldados le rechazaron y se tuvo que ir.

No tardó en llegar el segundo de los hermanos. Cuando iba a entrar en el camino de oro, se dio cuenta y torció hacia el otro lado para no pisar tanta riqueza. ¡Vaya derroche, tanto oro en el camino!

Como yo voy a ser su dueño, será mejor que no lo estropee ahora, pisándolo con mi caballo, pensó.

Grande fue su asombro cuando, una vez en la puerta del palacio, los soldados le impidieron el paso.

A las pocas horas apareció a lo lejos el joven príncipe, que cabalgaba alegre al encuentro de su novia. Tan ensimismado iba, pensando en ella, que ni siquiera se fijó en la capa de oro que recubría el camino, y fue pisándolo hasta la puerta principal del castillo, pues era el camino más derecho y más corto. Los soldados le abrieron las puertas de par en par, y la princesa le recibió como a su marido.

Aquel mismo día se celebraron las bodas, y el príncipe y la princesa fueron coronados como reyes de aquellas tierras.

En pleno festín, llegaron regalos y mensajes del padre del príncipe, que estaba arrepentido de su error y quería reconciliarse con su hijo. Los dos jóvenes esposos viajaron para verle, y le contaron la verdadera historia del Agua de la Vida, que sus hermanos mayores le habían robado.

El Rey quiso castigar, pero ellos habían huido del país y no se les volvió a ver.

El Rey quedó muy contento habiendo recuperado a su hijo pequeño, y vivió con él y su esposa durante muchos años todavía.

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